Estaba totalmente segura de tres cosas. Primera, Edward era un vampiro. Segunda, una parte de él, y no sabía lo potente que podía ser esa parte, tenía sed de mi sangre. Y tercera, estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él.
"Esta eres tú. Con los ojos cerrados, bajo la lluvia. Nunca pensaste que estarías así, nunca te viste, como lo dirías... como...., como esas personas que disfrutan mirando la luna, que se pasan horas mirando las olas o los atardeceres o, o el viento en los sauces, supongo que sabes de que clase de personas hablo, a lo mejor no. Pero resulta que te gusta estar así, pelándote de frío, notando como el agua traspasa tu chaqueta, te llega a la piel. Y el olor. Y el tacto de la tierra que se hablanda. Y el sonido del agua chocando contra las hojas. Todas las cosas de las que hablan los libros que no has leído. Esta eres tú, quien iba a pensarlo."
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